Solo un pensamiento...


Las palabras dichas son llevadas por el viento y olvidadas la mayoría de las veces, pero las escritas no conocen de tiempo, son perennes. En honor a ellas; algunos de mis trabajos. 





sábado, 1 de septiembre de 2012

José López:

“Una fuerza superior me ayudó
a salir con vida del lago”

José López fue uno de los 11 pasajeros que sobrevivieron cuando el autobús en el que viajaba se precipitó al Lago de Maracaibo la noche del 5  de abril de 1991. 59 no lo lograron. 

Daniel Murolo
Edición Aniversario La Región
En milésimas de segundos el asfalto de la vía del puente sobre el lago de Maracaibo desapareció de la vista de José. “Tras impactar con la baranda central, saltamos a la vía contraria quedando de frente al agua”, recuerda.  El autobús, cargado de 59 pasajeros, cayó al vacío 15 metros. Comenzaba así su lucha por sobrevivir.

5 de abril de 1991. La emoción de poder viajar desde Barquisimeto hasta Puerto Cabello en tren, lo llevó a tomar aquella noche el bus 17, placas C-01354 de Expresos Occidente. “Yo me quedaba en Lara, tenía 20 años, estaba estudiando el quinto semestre de Comunicación Social, la idea de poder ir a visitar a mi tía en tren -línea ferroviaria que ya no funciona- me hacía ilusión”, recuerda.

Eran las 11:00 de la noche con seis minutos y 48 segundos, según el reloj del conductor que fue encontrado sin vida posteriormente, cuando la unidad se sumergió en las profundas aguas del lago. “Me faltaba el aire, pero no pensaba en eso. Me concentraba en nadar rápido, en llegar a la superficie”, recuerda José, tras aclarar que nunca pensó que sería su final. “Creo que me ayudó el hecho de estar calmado. Dos años antes del accidente había aprendido a nadar”.

La oscuridad era total. “Dejé que la fuerza de gravedad me ayudara, nadaba hacia arriba. Mis manos tocaron algo duro, creí que era algo que estaba flotando y sentí un alivio al pensar que ya estaba cerca, pero la tranquilidad se disipó cuando sentí que me hundí más al tratar de aferrarme. Eran maletas, no había llegado a la superficie”.

Nadando entre los cientos de escombros, producto del impacto de la pesada unidad contra el agua, finalmente se agarró a una pequeña tabla, la cual utilizó para impulsarse. “Ya no tenía oxígeno, me ahogaba, fue cuando salí a la superficie, tome una enorme bocanada de aire”.

Un fuerte golpe recibido en un ojo le impedía ver. “Estaba oscuro, la corriente nos había alejado del puente, escuchaba gente gritando, fue cuando a lo lejos vi un caucho flotando”. El salvavida improvisado había sido lanzado por un grupo de personas que atónitas veían desde el puente.

José debió nadar entre 20 y 30 metros para llegar. “Al caucho estaba aferrado Jorge, un joven karateca que viajaba aquella noche junto a su amigo Arístides, quien no pudo salir del bus, estaba como en shock, lo animé a que nadáramos hasta la base del puente”.

“Nos lanzaron muchos mecates desde arriba para subirnos. Le dije al muchacho que subiera él primero. Le hizo un nudo, metió un pie y comenzó el ascenso”.

- Fui el segundo en agarrar el mecate. Al llegar arriba, enseguida pregunté por el muchacho que había subido antes, pero quienes me ayudaron me dijeron que era el primero en llegar. No lo podía creer. Mi compañero se cayó en el trayecto sin que yo lo notara. Tres de los 11 sobrevivientes salimos así, gracias a la gente que nos lanzó los mecates.

21 años después de lo que es considerada la peor tragedia vial sobre el puente, José asegura que una fuerza superior lo ayudó a salir con vida del lago. “Todos los días Dios se nos manifiesta de alguna manera, sólo debemos confiar en él y en nosotros mismos”.

La dura prueba que le tocó vivir no le impidió seguir con sus metas. “Dos meses más tarde, cuando me recuperé, hice otra vez mis maletas y me embarqué de nuevo en un bus para ir a visitar a mi tía. Tiempo después el destino me llevó a trabajar en un diario de la Costa Oriental del Lago. Atravesaba el puente dos veces al día. Nunca sentí temor de cruzarlo, ni después de sobrevivir a la caída”.

“Nunca pensé que sería mi final. Creo que 
me ayudó el hecho de estar calmado”

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