Solo un pensamiento...


Las palabras dichas son llevadas por el viento y olvidadas la mayoría de las veces, pero las escritas no conocen de tiempo, son perennes. En honor a ellas; algunos de mis trabajos. 





lunes, 3 de septiembre de 2012

Roderick Navarro

“Sabía que si quería sobrevivir
tenía que lanzarme del autobús”

Dos sujetos armados lo atacaron cuando viajaba en un autobús, la razón: vestía una franela del Movimiento Estudiantil. Roderick cuenta cómo fue la noche que fue víctima de intolerancia política

Daniel Murolo
Edición Aniversario La Región 
“Dónde están los estudiantes para que te defiendan”, le gritaba uno de sus agresores mientras lo golpeaba aquella noche. Roderick Navarro, miembro del movimiento estudiantil venezolano, pensó que no sobreviviría al ataque armado de dos sujetos dentro de un autobús cuando regresaba a su residencia.

Ese día, 3 de diciembre de 2007, el Movimiento Estudiantil celebraba la victoria del “NO” en los resultados del referéndum con el que el Gobierno Nacional intentaba modificar 69 artículos de la Constitución. Roderick formaba parte de la organización desde su activación en mayo del mismo año, cuando el presidente Chávez decidió no renovar la concesión al canal de televisión RCTV por su vencimiento.

“Llegó la noche y yo aún estaba en Caracas celebrando”, recuerda el joven residenciado en Guarenas. “Me trasladé hasta la parada de autobuses para tomar uno hasta mi casa, cuando me subí estaba solamente el chofer, por lo que esperamos algunos minutos para ver si llegaban más pasajeros”.

En minutos se subieron dos sujetos y el colectivo arrancó, “yo era un chamo que estaba comenzando en la política, ese día estaba bien identificado con el movimiento estudiantil, vestía una pañoleta y una franela con nuestro símbolo: las dos manos blancas”, recuerda.

Sin mediar palabra uno de los sujetos desenfundó un arma de fuego y apuntó al chofer, mientras que el otro se dirigió al asiento en el que estaba sentado Roderick. “El tipo se ensañó conmigo, el bus tomó la vía dirección a la avenida Francisco de Miranda mientras este individuo me insultaba y golpeaba sin parar”.

“Me arrancó la camisa, mientras se burlaba y me decía que llamara a los muchachos de movimiento para que me salvaran, fue cuando sacó un arma y comenzó a golpearme con fuerza en la cabeza”.

En medio de la golpiza el joven logra zafarse y corre hasta la puerta de la unidad en la que se desplazaban, “no me importó que iba a 80 kilómetros por hora, pensé que si no lo hacía me iban a matar, por lo que salté en medio de la noche”.

Tras rodar varios metros en el asfalto, Navarro cae frente a la sede del Instituto Nacional de Parques, “estaba sin camisa, con un solo zapato, sangraba por todos lados, gracias a la adrenalina pude ponerme de pie y pedir ayuda a un grupo de guardia nacionales, quienes no me prestaron atención”.

Caminó hasta el local contiguo el cual tenía el portón abierto, “tenía los pies destrozados, lo primero que hice fue tomar agua, era un sensación terrible, sentía como si tenía una esponja de alambre en la boca, tenía los labios y la lengua lacerada por los golpes, me acosté en los asientos de espera y fue cuando se me acercó un GN quien quería desalojarme del sitio, le expliqué todo lo que me había pasado, que me prestara un teléfono, pero insistía en que tenía que retirarme del sitio, porque parecía un indigente”.

Tras quedarse dormido algunos minutos fue despertado por una mujer, quien le regaló una franela y lo ayudó a contactar a su familia. “Cerca del amanecer llegó mi familia, fue cuando me di cuenta lo mal que estaba, no me podía parar, el dolor era insoportable”.

Tras permanecer varias semanas en silla de rueda Roderick fue sometido a una cirugía en la rodilla para corregir sus ligamentos, los cuales resultaron dañados. “Fue como un secuestro exprés, fue un claro ejemplo de la intolerancia política del país, personas identificadas con el gobierno que aprovecharon para descargar su furia en mi”.

Recuerda que la persona en quien pensó mientras era golpeado, fue su madre, “por ella sobreviví, por ella me armé de fuerza y logré escapar del sujeto y lanzarme del autobús”. 

“Estaba sin camisa, con un solo zapato, sangraba 
por todos lados, parecía un indigente”.

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