Solo un pensamiento...


Las palabras dichas son llevadas por el viento y olvidadas la mayoría de las veces, pero las escritas no conocen de tiempo, son perennes. En honor a ellas; algunos de mis trabajos. 





viernes, 6 de septiembre de 2013

Antes de 1986 los accidentes mortales eran diarios en la Panamericana

 




Accesorios que salvan vidas







Daniel Murolo
Edición Aniversario La Región
Sábado, 4:30 am. Patricia regresaba con dos amigas a su residencias en San Antonio de los Altos, luego de disfrutar de una rumba en Caracas. A la altura del kilómetro 08, una curva la tomó por sorpresa. Perdió el control, impactó contra la isla central y rebotó hacía la defensa en la cuneta.

“Es un milagro que estemos vivas las tres”, detalla la joven, tras indicar que su carro sufrió serios daños al volcar; sin embargo, para Ricardo Álvarez, ingeniero de la Universidad Central de Venezuela (UCV), no fue precisamente un acto celestial lo que ayudó a que Patricia y sus amigas sigan respirando, “que le den las gracias a la defensa”, agrega de forma irónica.

No fue sino hasta la década de los 80 que esta arteria vial comenzó a lucir  accesorios para hacerla más segura. “Muchos creen que la isla central pintada con franjas amarillas y negras le da un toque colorido, o que los ojos de gato la hacen lucir como pista de aeropuerto, desconociendo que tienen un fin que va más allá de lo estético”, agrega el experto.

Antes de 1986, los accidentes mortales eran diarios. Los conductores perdían el control en las curvas e iban a parar a la vía contraría, estrellándose de frente con otro vehículo. Los archivos de accidentes reflejan que otros menos afortunados, se salían de la calzada en las curvas, cayendo por los barrancos adyacentes.

“Fue tal el número de accidentes que las autoridades se vieron obligadas a tomar medidas”, agregó Alvarez. Comenzó así la instalación de las isla central, postes, barandillas y más recientemente los llamados ojos de gato y reductores de velocidad.

“Casi automáticamente bajó la cifra de muertes, seguían ocurriendo accidentes por las características propias de la vía -muchas curvas- pero no tan mortales”, agrega.

Así como le ocurrió recientemente a Patricia, la isla central evita que los vehículos invadan el carril contrario. “El impacto con estos dispositivos - de concreto en el caso de la Panamericana- ayudan a que el carro fuera de control pierda velocidad, mientras que la barandilla instalada en la cuneta impide que se salga de la vía y termine impactando un objeto fijo como un árbol, poste o el cerro”.

Asegura que si se revisan actualmente los puntos de la Panamericana en los que se registran muertes durante accidente, se puede observar que en la mayoría de los casos en esos tramos no hay defensa central.

Estos “accesorios que salvan vidas” tienen presencia marcada entre el kilómetro 0 y el 25 (redoma de La Matica), a partir de ese punto desaparecen las defensas y postes centrales.

-Es común leer en la prensa accidentes de choques frontales en puntos como Club Cubre Azul o Guaracarumbo, la razón es sencilla: no hay ningún tipo de defensa en todo ese tramo.

Explica que además de su función de baranda, sirven igualmente para evitar que de noche los conductores resulten escandilados por la luz del que viaja en dirección contraria.

“Los usuarios deben tomar conciencia de la importancia de todos estos accesorios y deben exigir a las autoridades un mantenimiento adecuado que no sólo sea pintar de amarillo”, agrega el experto.

Acción personal

Patricia se abrocha el cinturón de seguridad y Alberto se ajusta el casco antes de encender su moto. Viven en municipios diferentes pero cada mañana y al terminar el día comparten la misma vía; son conscientes de la importancia de utilizar estos dispositivos que podrían salvarle la vida a la hora de sufrir un accidente.

“Es automático, al montarme en el carro me pongo el cinturón”, detalla la chica, quien asegura haber presenciado varios accidentes en los que por no estar “amarrado” el conductor perdió la vida. “Mi carro tiene airbag y además un parachoque reforzado”, agrega con un gesto de seguridad.

Alberto tiene claro que viajar en moto por esta vía es una acción suicida. “Me pongo el casco porque es mi deber, pero al final es tan alto el volumen de tráfico que el peligro mortal no es caerse, sino ser arrollado por un carro”.

En cuanto a los peatones, es el uso de la pasarela la única acción que deben cumplir a la hora de cruzar la vía y evitar ser arrollados. “La realidad es dura, pocos las usan, las cifras de arrollados se mantienen iguales anualmente”, puntualizó Ricardo Álvarez.

Ilustración: Fernando Pinilla

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