Parque “Taima-Taima”: un manantial
falconiano que abre una ventana al pasado
Daniel Murolo
La Región
Descansa confiado entre el lecho de rocas que bordea el manantial. Sabe que ese es el único lugar de la zona con agua fresca, por lo que en cualquier momento llegará su presa sedienta. La espera valió la pena, el silencio de la sabana se interrumpe por el sonido que produce el pesado andar de un mastodonte.
La lucha no es fácil. Armado con un arco y una flecha el cazador se enfrenta contra un animal que con tan sólo 5 años de edad, mide más de dos metros y pesa cerca de una tonelada. El miedo se conjuga con la seguridad de que la presa se convertirá en la comida de la tribu por próximas semanas; lo que termina en una certera herida mortal.
Esta escena ocurrida durante el Pleistoceno -época geológica que comienza hace 2,59 millones de años y finaliza hace 12 mil años- no ocurrió en Siberia, África o Rusia, sino aquí, en Venezuela, hace 13 mil 500 años en lo que ha sido registrado como el primer sitio de cacería de mastodontes reportado en el mundo, ubicado en Taima-Taima, estado Falcón.
La quebrada, ubicada en la carretera nacional Morón-Coro, aproximadamente a 20 minutos de la ciudad de Santa Ana de Coro, es un manantial de aguas salobres que adquirió importancia científica luego que los arqueólogos José María Cruxent y José Royo realizaron en 1961 algunas excavaciones en el sitio y sacaran a la luz una rica y variada muestra de fauna pleistocenica.
La quebrada, ubicada en la carretera nacional Morón-Coro, aproximadamente a 20 minutos de la ciudad de Santa Ana de Coro, es un manantial de aguas salobres que adquirió importancia científica luego que los arqueólogos José María Cruxent y José Royo realizaron en 1961 algunas excavaciones en el sitio y sacaran a la luz una rica y variada muestra de fauna pleistocenica.
El lugar captó el interés de diversos especialistas, incluso extranjeros como los doctores Ruth Gruhn y Alan Bryan, quienes acudieron a la zona con la intención de evaluar las evidencias reportadas, entre los que destacan restos óseos de un mastodonte (Stegomastodonte) junto a otros de megafauna, tales como: el armadillo gigante (Gliptodont), la pereza gigante (Eremotherium), el caballo (Equus), la macrauquenia (Xenorhinotherium), la tortuga (Chelonia), la llama (Paleolama) y el oso de hocico corto (Arctotherium).
Pero el hallazgo más importante es la pelvis de un mastodonte con una punta de flecha incrustada en ella y que, según fechamientos geológicos y de radiocarbono, remonta a unos 13.000 años A.C. evidenciando así la presencia humana en nuestras costas -estado Falcón- en una época muy anterior a la establecida inicialmente por los arqueólogos, aportando nuevos e importantes elementos y poniendo en duda la tesis sobre la expansión humana en América vigente hasta el momento.
El manantial en el 2010
Tras casi medio siglo del descubrimiento del manantial, el 20 de agosto de 2005, el Ministerio de la Cultura, a través de Instituto del Patrimonio Cultural (IPC), inauguró el Parque Arqueológico y Paleontológico Taima-Taima que ocupa una extensión de 1.480 hectáreas.
Llegar en la actualidad al lugar donde hace 13 mil años el cazador sorprendió al mastodonte resulta ser toda una aventura. Luego de abandonar la carretera nacional -hay varios letreros que informan sobre el parque además de una replica del mamífero- se debe viajar por una carretera de tierra por cerca de 15 minutos.
Una cubierta tensil de estructura metálica, diseñada por el arquitecto Carlos Henrique Hernández, que produce un asombroso e impactante contraste con el paisaje desérticos que lo rodea, indica que se ha llegado al primer parque arqueológico y paleontológico de Venezuela.
Thegy Carros es la encargada de recibir a los turistas, hace algunos años conformó, junto a varios residentes de la zona, una cooperativa que hoy se encarga de mantener Taima-Taima operativa todo el año. La mujer explica detalladamente a los visitantes la historia del lugar y responde animadamente las preguntas.
Recuerda orgullosa que su lugar de trabajo es el primer lugar de matanza de mastodontes, excavado y reportado en el mundo entero, lo que lo ubica como un sitio emblemático en la arqueología venezolana y de América. A pesar de que la asociación de artefactos de caza con los restos óseos hallados en el manantial ha sido cuestionada por investigadores, debido a que el agua de la quebrada ha mezclado durante miles de años los estratos geológicos antiguos con otros elementos más contemporáneos, lo encontrado en el lugar mantiene su importancia, sobre todo por la contundencia de su significativa data, que permitió la reconstrucción antropológica de un episodio en la vida cotidiana de antiguos cazadores de Falcón.
Sobre la presencia humana hace 13 mil años en este punto de nuestra geográfica se han escrito diversas teorías. Sin embargo la más aceptada propone que al lecho de rocas que caracterizan el lugar, y específicamente al manantial que todavía existe, acudían grandes animales a tomar agua y que allí llegaban los cazadores para sorprenderlos, matarlos y sucesivamente descuartizarlos.
Promesas
Aunque la cubierta que resguarda lo que ya es un patrimonio arqueológico de la humanidad que cuenta el legado cultural de más de 13 mil años, se mantiene operativo y en optimas condiciones, quienes se encargan de abrirlo, limpiarlo, cuidarlo durante las noches y atender a los turistas deben esperar hasta 3 meses por el Gobierno Nacional para poder cobrar por su labor.
Tras ocho años de inaugurado, los residentes siguen esperando por la promesa de convertir la zona en un punto de referencia nacional e internacional, pero la falta de promoción no ayuda, pues la mayoría de quienes llegan a Taima-Taima lo hacen arrastrados por la curiosidad que generan los pocos letreros que se ubican en la carretera nacional Morón-Coro.
El gobierno proyectó la construcción de un núcleo de desarrollo endógeno que ofrecería todo tipo de servicios turísticos a los visitantes, a la fecha no ha cumplido.
Fotos: Fernando Pinilla
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